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Octubre se despide con un aire de recogimiento y memoria. En vísperas del Día de Todos los Santos, cuando las luces se apagan un poco antes y el pensamiento se dirige con ternura hacia quienes ya no están, la Librería Social de Fundación Juanjo Torrejón vuelve con una recomendación que invita a mirar el paso del tiempo y la presencia de las personas ausentes desde la calidez de una casa iluminada. La propuesta llega de la mano de rraíz, voluntario de la entidad, que nos regala una lectura para recordar:

«Apenas son las cinco de la tarde, pero ya es noche cerrada. Estamos en Irlanda, a principios del siglo XX, se acerca la noche de Navidad.

Como todos los años, el fuego ya está encendido para esa noche en todas las chimeneas de la gran casa familiar.
Como todos los años, las dos hermanas solteras que habitan el caserón estarán en la entrada de la casa, asomadas a la escalera para recibir a sus invitados.
Como siempre, husmearán nerviosas pero con disimulo el aliento de uno de los sobrinos, para comprobar, como cada año, que ha bebido más de la cuenta y temen que se pondrá a desvariar en la cena. Como cada año, respirarán aliviadas cuando llegue el mayor de todos, directo desde la capital, el sobrino de confianza a quien poder consultarlo todo y encargar (por fin) a alguien que se disponga a trinchar el pavo.
Como cada año, sonarán las mismas canciones, las mismas partituras, se reirán con las mismas bromas, harán los mismos cotilleos. Como cada año, recordarán a los que ya no están, a sus muertos familiares, y notarán cómo reaparecen un año más entre las copas y los brindis. Intuirán sus rostros y sus figuras en las comisuras de los ojos antes de que se derramen las primeras lágrimas.
Cantarán mirándose de reojo, para comprobar cómo los demás tienen también en la mirada un gramo de esa melancolía. Nadie mencionará sus nombres pero todos saben que por dentro, todos estarán brindando en privado y con fervor con los que se fueron antes.
Esos muertos amados forman parte de la fiesta. Su presencia es a la vez triste y reconfortante. Pertenecen a esa Navidad, son parte de nosotros. Son indestructibles porque el paso del tiempo ya no hará mella en su recuerdo. Marcan una ruta, nos hacen pensar en qué nos querremos convertir cuando nuestros pasos dejen de sonar apagados en la nieve que cae en las noches de inverno. Hasta que llegue ese día, poco queda por hacer más que apoyar la frente en los helados cristales del gran ventanal y contemplar cómo los copos de nieve se arremolinan en el horizonte, mientras al fondo asoma la primera luz del alba.»

En esta historia que nos trae rraíz, los recuerdos se sientan a la mesa con nosotros. Es un homenaje a quienes permanecen en lo invisible, y también a quienes, con su lectura, siguen manteniendo viva la llama de lo humano. Desde nuestra Librería Social, queremos invitarte a detenerte, leer y recordar. Cada libro que compartimos y cada impulso de acercarte a esta iniciativa nos permite dar a conocer los proyectos sociales que desarrollamos desde Fundación Juanjo Torrejón y por tanto, promover el su mantenimiento así como hacer accesible la lectura a todas las personas que lo deseen.