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Coincidiendo con el mes exacto desde el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, el equipo de la Librería Social de Fundación Juanjo Torrejón dedica su novena entrega literaria a una de las figuras más influyentes de la literatura contemporánea. En esta ocasión, el voluntario «rraiz» ha rescatado una de las obras del maestro peruano con la reseña de El héroe discreto, novela publicada en 2013 y que refleja la madurez narrativa de un autor que supo entrelazar lenguajes, culturas y vivencias con una ejemplar maestría.

La reseña que compartimos a continuación no solo invita a redescubrir esta obra, sino que también se convierte en una reflexión sobre la ética, la bondad y el arte de contar historias con verdad y belleza. Una lectura que, desde la profundidad y particularidad de la Librería Social de Fundación Juanjo Torrejón, nos conecta con una obra universal.

«Hay libros que se abren por simple curiosidad y que una vez abiertos resultan difíciles de cerrar. Expanden su interior como un estallido de luz y parece que todo lo que llevaban dentro nunca más volverá a caber en el recinto de unas simples tapas blandas.

Quizá esos libros son los que llamamos “clásicos”, que es justo como son los de Mario Vargas Llosa. Desde la complicadísima Guerra del Fin del Mundo, la agreste Ciudad y sus Perros, su eterno teniente Lituma, las increíbles visitadoras de Don Pantaleón hasta las obras que publicó cuando nadie creyó que pudiera, tras su Premio Nobel, cada uno de sus libros contiene un mundo entero entre sus páginas. Y si ya es mérito dominar un lenguaje, doblegarlo para que cuente su cuento, exprimir sus significados para que cada cosa sea lo que el escritor quiere, el caso de Vargas Llosa es maravilloso porque no son uno, sino miles los lenguajes que se funden en sus relatos. El lenguaje español por supuesto, pero al mismo tiempo el peruano hablado, las lenguas indígenas, el francés o el inglés cuando hacen falta, y muchos más, aportan su acento propio, se mezclan en las páginas como se mezclan en la vida real, se entienden entre sí las palabras y las personas, nos hacen ver que el mundo es más grande y más colorido cuando dejamos que cada uno aporte su riqueza.

Quizá el mejor elegio para una buena historia sea que sus personajes hablen directamente desde la cabeza del escritor a los ojos del lector, como si el libro fuera invisible y las palabras y los gestos de los personajes se desarrollaran enfrente de nosotros, delante del sofá en el que estamos leyendo. Así es la historia de Un Héroe Discreto, que Vargas Llosa escribió en 2013, ya con el Nobel bajo el brazo, es una de esas historias que enganchan. Sus personajes vuelven a Perú después de haber viajado por todo el mundo y nos cuentan una historia casi normal, de amores y trabajo, de pasados difíciles y de la lucha por salir adelante, de hijos buenos y de hijos malos, de pobreza y ambición y sobre todo de ética, aunque los personajes ni siquiera entienden lo que significa esa palabra. Seguramente no importa tanto la historia como el sabor que deja, el tesón de quien acepta lo que viene y quiere salir adelante, la bondad de quien quiere ser bueno.

Quizá esta sea la mejor lección que puede dejar como escritor una persona que ha tenido tantas vidas: desde hijo de una familia normal a Premio Nobel y personaje famoso, desde escritor a político, desde habitante de un pequeño país a ciudadano del mundo: la lección de que todo suma, de que no hay que renunciar el pasado sino enriquecerlo, adornarlo, añadirle acentos y matices, hacerlo crecer añadiendo lengua sobre lengua, año sobre año, país sobre país. Sólo así podremos madurar y quién sabe si llegar a la edad de 89 años, como Mario, habiendo acumulado tanta sabiduría como para poder regalarla en cada uno de sus libros.»

Con cada nueva reseña, la Librería Social reafirma su compromiso de acercar la literatura a la ciudadanía, de fomentar el pensamiento crítico y de compartir historias que nos transforman. ¡Conoce este rincón en Carrera de Andalucía 59, Aranjuez o en Taberna Ultramarín en Calle Jaime el Conquistador, 31, Madrid.